CARTA PARA LOS NIÑOS ACERCA DE LA GUERRA


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Ernesto Sábato

Queridos chicos: Ustedes saben, han tenido que aprender cómo el poder gana, cómo loshombres matan por poder. Han tenido que aprender, lo ven por televisión, la atrocidad de los bombardeos, de las masacres, de la miseria, del horror que trae la guerra a quienes la padecen.

Saben también que otros chicos como ustedes verán morir de dolor a sus padres, a sushermanitos. Pero eso no importa al poder.

También saben que millones de hombres y mujeres han manifestado por las calles del mundo su deseo de paz, su oposición a esta guerra. Y eso tampoco parece haber importado al poder. Entonces, ante la gravedad de la situación en que vivimos, vengo a testimoniarles que habremos de permanecer en la decisión de no aceptar la guerra, de no resignarnos a ella. Hay que mantener, queridos chicos, encendida en el alma la llama de este dolor de humanidad, y ser fiel. Si esta determinación permanece, será inquebrantable. Podrán hacer la guerra, pero han de saber que son asesinos, que así los llamarán los chicos de todo el mundo. El amargo presente al que nos enfrentamos exige que nuestras palabras, nuestros gestos, nuestra obra se consagre, como verdadero cumplimiento de nuestra más alta vocación, a expresar la angustia, el peligro, el horror, pero también la esperanza y el coraje y la solidaridad de los hombres.

En medio de esta tremenda situación, cada hombre y cada mujer, ustedes también, chicos, están llamados a encarnar un compromiso ético, que los lleve a expresar el desgarro de miles de personas, cuyas vidas están siendo reducidas a silencio a través de las armas, la violencia y la exclusión.

Quienes detentan el poder toman decisiones ajenas al sentir de la humanidad, guerras atroces que sostienen los países poderosos contra pueblos desamparados, bajo la siniestra ironía de resguardar a la humanidad.

Frente a la violencia y a la muerte de nuestros hermanos, hemos de resistir para resguardar ese absoluto donde la vida y los valores ya no se canjean, alcanzando así la medida de la grandeza humana.

En todos los idiomas "paz" es una palabra suprema y sagrada, expresa el deseo de Dios para los hombres. El deseo de un reino de paz y justicia; la paz y la justicia que estamos acá para reclamar y testimoniar.


 
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El tren Mexicano y la lucha de clases


Sobre maderas de quebracho tarijeño
y por encima de aceros oxidados venian y dejaban de venir las locomotoras del olvido. Eran trenes que achacosa y lastimeramente funcionaban gracias a las bondades energeticas del carbon lo cual era arrojado intermitentemente por forzudos fogoneros a la barriga infernal del caballo de acero para dar aliento y fuerza la la descomunal maza de fierro.

Estos trenes eran negros y largos con campanitas y pitos en el techo que se acercaban a las ciudades con su ulular simpatico y su trote fandangero.

Ademas de ser llamados cargueros, pasajeros, etc, eran apropiadamente llamados Mexicanos porque venian como racimos de uvas cargados de parroquianos de toda laya, verduras para la reventa, motes y huiros para el c'jockawi de los tatas y una diversa fauna compuesta de gallos, conejos de castilla, perros ovejeros, loros de conjeturas y monos de fortuna.

Muchos de los humanos eran gentes en transito sin destino cabal quienes abarrotaban los miserables compartimientos llamados maleteras con sus valijas redondas de aguayo multicolor, otros eran comericiantes que viajaban de frontera a frontera en pos del pan y la moneda y otros como nosotros quienes (lamentablemente) necesitaban del bicho este para continuar con nuestra epopeya de gitanos andantes.

La fauna transitante era dominada por los polvorientos gallos de medianoche y atardecersers olvidados cuyos oprimidos cantos dibujaban el paisaje recondito donde los amaneceres son interminables y los parajes son distantes.

Estos trenes poseian 2 tipos de servicios llamados Clase Primera y naturalmente Clase Segunda y de yapa tenia un coche comedor donde servian pan con mantequilla, cafe copacabana y mates de coca. La famosa clase segunda eran esos vagones parecidas a las papayas, verdes por fuera anaranjados por dentro. Estos mal llamados coches tenian ventanas de metal con un par de infaltables vidrios rotos por donde entraban silbando los vientos del sur y te ponian las manos mas lilas que las camisolas del Real Potosi, y para empeorar las condiciones anatomicas de los viajeros tenia unos asientos de madera mas duros que las piedras de cantumarca. Esta era la clase nuestra.

Una de las cosas mas aniquilantes de la Clase Segunda, aparte de sus curvaturas claustrofobicas era soportar el olor a pedos combinados de los comensales de turno y de las mascotas arrabaleras. Digo soportar, porque de cuando en cuando, mis hermanos y yo teniamos que arrugarnos como concertinas debajo de los asientos y nuestra madre y/o abuela nos tendia por encima la consabida colcha de viaje para ocultarnos del cobrador de boletos. Agazapados como vizcachas esperabamos a que conductor pase de lado.

El conductor y/o boletero era el hombre alto de bigote negro, traje plomo y gorrita bolchevique estilo Lenin que aprarecia como fantasma en cada estacion para ponerte unos agujeritos en los boletos y verificar asi que no estabas viajando de contrabando.

El pago por burlar tal vigilancia y ahorarse unos centavos era como ya lo dije soportar ese vapor telurico de las emulsiones intestinales de los cholos comerciantes y los mineros turistas, el olor a meado de los monos cuentafortunas, y el pasmoso aliento de los gatos siameses, quienes en conjura y sobrada sinverguenzura se pedeaban y meaban sin consuelo ni compostura para enajenacion general de los viajeros y para destrozar los artilagos de nuestros olfatos pubertinos.

No es dificil de adivinar la composicion gaseosa de la atmosfera asfixiante de esos coches porque esta ampliamente documentado que solo basta una racion de tostado de haba seca, un puñado de papas frias rebozadas en aji augado, un par de chuñofujtis del ckjockawi y unos sorbitos de ese cafe ckayhuido para producirte ese combustible mas condensado que polvora.

La clase Primera era un poquito mejor pero era desmesuradamente cara de tal manera que viajar en primera estaba fuera de nuestro dominio. Esta clase era "superior"porque tenian asientos de cuero curtido y con una palanquita se movian de atras para adelante y viceversa y por primera vez la palabra reclinable se volvio popular en el lexico criollo pero aunque asi y todo no tenia calefaccion pese a que la panza del feroz animal ardia a miles de grados de temperatura. En fin, comodidad era una palabra desconocida en los manuales del ferrocarril boliviano.

Pese a lo arriba mencionado, la demanda por pasajes era terrible y el asunto era politizado a tal extremo que no solo se producia una tremenda "lucha de clases" entre los miembros de primera y los de segunda pero tambien habia que competir con la fauna itinerante para agarrar esos susodichos asientos como se decia en aquel entonces.

El agarrar los asientos no era tarea facil ni placentera es mas fue siempre una necesidad angustiante y llena de peligro que te hacian comer las uñas en espera de la espera que desepera. Uno tenia que viajar (en camion y a cielo abierto) con antelacion a una de las deserticas paradas para arrimarse al vuelo de uno los barrotes colgantes de la bestia en movimiento.

Luego del salto mortal y el espasmo ante lo atrevido, habia que someterse en sus dominios y reclamar propiedad echando unos p'hullus para cubrir por lo menos dos asientos, de esos que dan cara a cara.

Como nostros los manirotos eramos unos parvulos que no podiamos ni limpiarnos nuestras velas, era la famosa tia Pepa, la encargada de tal mision para lo cual ella viajaba ya sea a Cebadillas o Don Diego para encaramarse como garrapata en los intestinos de la bestia de fierro.

Sera porque la necesidad tiene cara de hereje o porque el desafio al peligro fue siempre natural en ella o que el don de servicio eterno de la tia hizo que ella desempeñara tal mision muchas veces y cada vez valga la pena agregar lo hizo con coraje, rebeldia y una experiencia innata en el arte del salto al vuelo.

Fue asi que gracias a ella la tropa nuestra podia arribar a destino y/o experimentar el proceso ferrocarrilero llamado "viaje".

A eso de las cinco de la tarde, con el pito sonando y las campanas repiqueteando la vibora de metal se deslizaba lentamente curveando la estacion Taiton, pasando por las casuchas de mineros y el promontorio acopajirado de Velarde y se enrrumbaba cuesta arriba lamiendo las laderas del sumaj orcko para desaparecer en las punas atormentadas del altiplano occidental.

Agua de Castilla era quiza la primera estacion y mas allacito 33 y mas alla estaba Condoriri, mas aquisito Rio Mulato y muy cerquita de ahi , Colchani y Pulacayo y mas allacito se erguia la eclectica Uyuni, ese pedacito de paisaje marciano con su manantial de sal y su cementerio de primas y hermanas del mismisimo tren.

Paraje tras paraje, paja brava tras paja brava toda la pampa era un confin de planitudes olvidadas habitadas por la plebe del lugar, por los guanacos indomables y los ocacionales pajaros de mal aguero que revoloteaban encima .

Ese paisaje surreal y violento servian de telon de fondo para el poniente del crepusculo cotidiano cuya miseria humana recordaba la inaudita pobreza de la gentuza. Desde los ventanales se podia ver la cara de deseperacion de las imillas cuyas caritas curtidas por los azotes del tiempo eran mas duras que zuelas de zapato y asi estoicamente delataban ante los viajeros sobre el conjuro criollo de los despotas de mil centurias que jamas les valio un carajo ni la geopolitica nacional ni mucho menos el desarrollo regional de esas punas melancolicas y ni para que hablar de paliar las condiciones viajeras de los viajantes mexicanos.

Pasando por los arenales uno llegaba a la estacion de Cerdas para luego continuar viaje hacia Cochaya. Chocaya era el punto o bifurcacion donde se dividia el camino. O al norte a ser minero y morir con mal de mina o al sur rumbo a cotagaita a ser campesino y morir con la espalda rota o terminar extendiendo la mano de mendigo en alguna bulliciosa esquina de la capital indeferente.

Chocaya era un dilapidado salon de cemento, promontorio de destartaldos vagones y casitas de aluminio donde el jefe de estacion y su tribu eran talvez los unicos habitantes de tan desconocida ruta tusirstica.

De Chocaya para arriba uno pasaba por Santa Ana y mas arribita pasando por el obscuro tunel uno llegaba a soc...

Hasta aqui nomas con eso de las estaciones porque el tema de este relato es el tren., chu-chu-chu-----hasta pronto


 
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El Matriqui - una carta abierta a mi hermano-


Verdad que parece un silencio sepulcral pero en realidad no es asi sino que simplemente estuve dejando que la gallina se puriycache para ver si vos me avisabas de tus planes futuros. Bueno, ya que todo esta oleado y sacramentado solo falta discutir los detalles del evento por el cual el hombre se embarca en el tren matrimonial con un ticket solo de ida , naturalmente si todo va bien.

Como diria Gabo, el evento "casantorio" es importante y habra que desmenuzar todos los detalles para que salga bien...por ejemplo me entere que el thalacu sera en el "social" no conozco esas latitudes pero me imagino que no sera un tugurio. Bien, ya definido el terreno tendras que pensar en los subsecuentes detalles tales como el numero de celebrantes, invitaciones, si serviran aji de gallina con chuño-futhi o solo laguita a eso de las 5 de la mañana y otros asuntos. Por ejemplo, ya sabes cuantos de tus compinches y parentulas (de ambas partes) seran los beneficarios a una noche de tragos gratis y baile desmedido? o sera que no festejaras de acuerdo a las tradiciones ucku-runales que claramente espicifican:

  1. Zapaterar el imapaj casarun, imapaj casarun, wawa chucunaypaj , hasta romper el taco en la noche de la mismisima boda

  2. El segundo dia del preste es para arrinconar la basurita del dia anterior lo que etiqueta obliga hay que challar y como dije en un e-mail anterior ...

  3. El tercer dia es para tipar billetes (dolares preferiblemente) de buena fortuna en los pechos de los casantes.

De lo contrario, me imagino que estaras prestando debida atencion a la etiqueta normal (no tradicional) para evitar que pase lo que a continuacion te contare.

Me acuerdo a los matriquis a los que regularmente asistia alla por los años de la cacharpaya sin ser invitado y naturalmente - nobleza obliga,- me aparecia con mi media docena de vasos de vidrio envueltos en papel celofan.

Primero, habia que rondar por la catedral para hacer una evaluacion directa de los matrimonios en cuestion y de acuerdo a la indumentaria de los novios y un poco de experiencia en el tema uno determinaba casi con certeza que matriquis prometian. Mientras los novios recorrian las calles en viejos taxis con latas de leche evaporada y sardinas entomatadas amarradas a la cola de las vetustas maquinas haciendo sonar melodias paganas, anunciando a los cuatro vientos que estaban listos para descubrir sus anatomias -esta vez de forma legal- respaldados por el espaldarazo de la Iglesia, por los confetis arrojados a discresion y los papeles del notario, se formaba un comison cuya mision era dar con la direccion del lugar del evento, tarea relativamente sencilla dado el caracter enclaustrado de la geografia capitalina.

Estas si eran noches interminables de placer, placer economico al calor de los liquidos espirituosos que se servian como lluvias torrenciales en tiempos de sequia, por ejemplo, los famosos "ferrocarriles" una veintena de tragos de dudosa manufacturacion y de colores terciarios que eran servidos uno detras de otro los cuales al cabo de unos efimeros minutos impulsaban al vomito colectivo de los participantes.

En otras ocaciones donde los pisquetes no eran abundantes habia que aceitear a los pasa-tragos para procurarse una cuota respetable de licores suficiente para pasar la noche, tambien hubieron eventos en los cuales mis amigos y yo tuvimos que recurrir al olvidado pero aun respetado arte de meter de contrabando chanchitos de cuarta ya sea en bolsas nylon o en botellas previamente usadas para darnos animo y para bailar unas cumbias de esas que solo se oyen en las chicherias, y otras veces obligados por las circumstancias recurriamos al truco de empinar el codo anticipadamente en los baratos tugurios de la villa para alcanzar el codiciado estado de boludez que por arte de magia te hace creer que eres lindo, que bailas como Travolta, que cantas como Mercedes Sosa o que tienes un pico de oro para mandarte unos discursos sobre la relevancia de la inmortalidad de las moscas en la sociedad neo-liberal, etc.

Tambien me acuerdo acerca de las travesias y los periplos que uno hacia para llegar a casa despues de -como diria la tia Pepa- desmandarse en los casi semanales matriquis, estos tambien tienen su historia en los anaqueles de los fandangueros. Luego de haber bebido sin consolacion, de haber abrazado a los novios aun desconocidos, de haber deseado un pronto y certero "tienes que matar al gato hermano" al novio -que por ahora ya era un viejo amigo y cuate de antaño- y no sin antes recordarle que estaba a punto de arrepentrise, que lo pensara dos veces antes de embarcarce en la odisea del pinturesco pero dificil camino del matrimonio, etc, mientras tanto, sin uno desearlo pasaban las horas y llegaba el momento menos esperado, el de recogerse, este era uno de los momentos mas temibles y dificiles de afrontar pero no habia nada mas que hacer, los musicos habian empaquetado sus cornetas y platillos, los mozos habian ya acumulado y combinado los tragos no-bebidos en un mediano turril para el chaqui del dia siguiente y el avance que se hizo con la muchacha del vestido lila y zapato manaco quedaba al descubierto, no funcionaba, porque estaba claro que ni para pagar tus propios tragos tenias como pretendias poder mantenerla?, y lo peor era que a estas horas ni como rematar porque los boliches ya cerraron las puertas a no ser que alguien quien tuviera la billetera gorda y los riñones aun funcionando se anime a indicar el camino mas expedito para arrivar a lo de la Isica para intoxicarse con los muy mentados fricases, que no son otra cosa que pedazos de carne de chancho con mote pelado nadando en un aceitoso jugo mas rojo que la sangre, en fin, de no ser asi, habia que reconocer que la noche ya no estaba joven porque la noche habia caido y los gallos agoreros anunciaban el nuevo dia que con sus cantos recordaban que nos esperaba un dia lleno de incertidumbre -acentuados por las letanias de la mama y las arengas en punto de la indomable abuela Corcha- y por supuesto de dolores en la cabeza como resultado de la ingestion o indigestion de combustible la noche anterior, claro esta, que sin pensar en eso habia que hacer de tripas corazon y darle a la caminata rogando a los santos que no te quedes dormido en alguna esquina para que no te roben los zapatos (me paso una vez frente al comedor universitario, pero los atracantes -que por cierto llevaban antifaces-solo pudieron hacerse con el zapato izquierdo) o talvez con un poco de suerte te hallabas unos pesos en los bolsillos que te permitirian pagar una transportacion mas decente en uno de los transformers y talvez aun con un poquito mas de suerte el moneda-uya era el chofer...pero se vea como se lo vea, habia que recogerse y punto.

Y que del dia siguiente? tambien me acuerdo que alrededor de las once de la mañana hacia patitas-pa-que-te-quiero rumbo al hornito, (en la calle Chuquisaca frente al Bazar de los Pozos, que segun las tertulias familiares una vez pertenecio a los antecesores de este escribirdor) a saciar el hambre tercermundista con los famosas saltuquitas embadurnaditas de manteca y como no seria de esperar saciar la sed deshidratante con una papaya salvietti o una morena, tal es asi que a las 11.30 de la mañana todas las saltucas fueron debidamente degustadas y las sodas ingeridas por los parroquianos usuales.

Lluego de ese protocolar y gastro-culinario acto, habia que merodear por la plaza o el bule para ver si alguien poseia la palabra magica "que tal una Laurita" de ser asi, el dia estaba hecho y el perenne chaqui en camino de ser debidamente atendido. A estas horas serian talvez las 3 de la tarde y el acogedor encanto de los olores a guantecitos (5 tripas a lo sumo) y el perfume inagualable de las huaris a lo de doña Laura (Q.E.P.D) eran irremediablemente la solucion para despachar la semana pero no sin antes competir en el antiguo deporte del sapeo o del tradicional cacho lo que invariablemente conducia a "continuar " pero solo y solamente si alguien invocaba el irrefutable axioma de "nos bajaremos" o el infaltable ritual de la "champinchada" y el "ya pues, salud hermano" que son actividades sociales requeridas pero en realidad son una trampa en que se cae porque como es de dominio publico, el seguir al pie de la letra a estas tracioneras palabras conduce a que uno necesariamente acabe como condor aunque fuera querer sin queriendo o no y lo peor del caso es que por falta de sencillo uno termina empeñando el reloj o el cinturon, pero en fin, esos son los gajes del oficio.

El peregrinaje a lo de doña Laura mas o menos termina, dependiendo del tamaño del bolsillo, en promedio, alrededor de las 7. pm, esta el la hora donde se empieza a tientos y uno camina haciendo zetas por la sepenteante calle Sucre y despotricando a pulmon abierto en contra los arquitectos coloniales por no haber predeciedo con antelacion que los individuos en este soberano estado necesitan anchas avenidas para gatear hasta llegar a destino, la estrechez de la calle entre otros innombrables factores son la causa por la cual en la mayoria de los casos el "acto de recogerse" termina a escasos cientos de metros del lugar de origen porque antecitos de llegar a la Boliviar ya se siente los olores a canela y singani de Camargo de los "calientitos" y una voz liberada convoca o mas precisamente demanda a tomarse la del estribo en los santos aposentos de la Union Obrera.

Ahora, de como uno acaba despues de la Union es harina de otro costal y tema de otro ensayo, por estas razones te recomiendo que planifiques con anticipacion los detalles del fandango con la unica salvedad que esta sera en la de los cuatro nombres, porque de lo contrario (dios Baco mediante) nadie te salva de que un ilustre desconocido como el susodicho se asome al social con un basin como regalo y te joda la boda.

Suerte y hasta pronto Tu hermano Marco


pd # 1. Como siempre, no escribo con los debidos signo de puntuacion por es mucho trabajo teclear 3 veces para producir un acento.


 
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