martes, 6. agosto 2002

Las hojas Gillette y la bolita de cera


Eran talvez las once de la mañana de un dia sin pena ni gloria, de esas mañanas con el sol a media asta pero un frio que cala el alma, cuando mi padre me convoco a comparecer ante su presencia y me encomendo el delicado proyecto de ir a comprar unas hojas de afeitar marca Gillette porque tenia que salir y debia lucir aseado, con el cabello negro lustroso y embadurnado de brillantina marca "Glostora" y la cara rasurada y suave como poto de guagua.

Me alcanzo un “loro” que era la denominacion popular de un billete de diez pesos por tener el color verde, no sin antes recomendarme que tuviera cuidado y que reclame por el cambio.

Diez pesos en aquella epoca para unos malandrines de diez años era una fortunita apreciable, que bien podia servir para invitarse al cine con gancho unas siete veces (naturalmente a los palcos de gallo del extinto cine Omiste) o zamparse unos kilos de helados de chirimoya a lo de la Brigida o simplemente alquilarse destartaladas bicis a lo de los Campos.

Yo, como siempre, mataperro y bandolero me llevo a cuestas a mi primo Charles y creo a mi hermano Oscar a compartir de la aventura. Salimos de la casa como torbellino en celo y raudos como el viento, doblando a la derecha y corriendo y chillando hasta la 25 de Mayo, pasamos cerca de la zapateria del Chafallo y la papeleria de la esquina donde mi abuela compraba papel parafinado para hacer las guirnaldas, nos paramos para tomar un poco de aliento y desorientamos ante la bifurcacion de la plazoleta en cuestion.

Habian dos alternativas para continuar el trayecto pero ante la disyuntiva de si continuar rectito rumbo a la pila Pichincha o hacia abajo por la calle Chuquisaca nos inclinamos por la pendiente mas facil pasando por la heladeria el "Esquimo" y es asi como llegamos a la Plaza central.

Por aquellos tiempos, esta plaza tenia pinos altos y vertientes de congeladas aguas y pedacitos de cesped y mala hierba protegidos con alambre de puas ya sea para espantar a las ratas del lugar o mantener de lejitos a la muchedumbre de discolos niños que jugaban “guerritas” en sus predios.

Tambien era refugio de esos enamorados sin cama ni cuarto que se besuqueaban de reojo y a la intemperie en el crepusculo de la tarde, y por supuesto y como siempre era el teatro de operaciones de los politiqueros y vendedores de palabra y cada domingo se convertia en opera abierta para los conciertos disonantes de los retretes matinales de los ja’chus y milicos acantonados.

Sigamos delante compañeros……., pasamos por la casa de la Moneda, (esa casona interminable con techos de ondulantes tejas y con su porton gigante y su empedrado reluciente y su mascaron pifiatico) hasta llegar a la iglesia de San Lorenzo, nos paramos un rato, y vi rapidamente que Oscar y Charles se persignaban, sera talvez que con su contriccion de niños asustados ya anunciaban el desenlace de nuestra aventura....

adelante...sigamos....

Nuestro destino estaba a unos pasitos mas adelante, en el callejon o pasaje del mal llamado "pasaje de los heroes del chaco", porque seguro estoy que los combatientes de esas luchas no eran ni comerciantes ni vendedores de ilusiones, pero que se le puede hacer a la cojudez burocratica de los nombradores de calles y callejones; bajando las graditas estaban las empotradas casuchitas de aluminio con sus colgates , peines de plastico, dedales de sastre y artefactos "rasurantes".

El mercado negro en Potosi, es como una bazar Arabe donde se ofrecen articulos de toda laya, desde agujas para acupuntura, aceite de boa para los calosfrios, nariz de zorro para la amartelacion, abarcas ortopedicas hechas de llantas de camion Izuzu, chompas de lana de Alpaca, rancios desodorantes en barras, hasta lavadores de porcelana, etc, y por supuesto hojas de afeitar marca Gillette.

Pero el destino es impredecible y misterioso, justo antes de comprar las hojas afiladas, entre concertinas y contadores de fortunas con sus monitos malnutridos ataviados con overoles de agauyo y sombreros Mexicanitos a escala, estaba parado un Pajpack'u con su turba de malhechores y apostadores alquilados.

Este empresario del casino criollo, tenia tres tapitas de botella y una bolita de cera sobre una endeble mesita de paño azul, quien con pasmosos movimientos de manos y una voz de tarabilla invitaba al juego.

El famoso truco de la tapitas es como traingulo de las Bermudas donde la bolita se pierde al mero pestañeo de los ojos y aparece en el lado opuesto.

Nos quedamos viendo a este aprendiz de brujo, contemplando mentalmente la posibilidad de doblar el capital para saborear ya sea el cine, los helados o las bicicletas.

Oliendo carne fresca y dinero facil, el malabarista -seguramente un Peruano del Callao o un cholo Paceño avispado- nos dice "chiquitos o juegan o recorranse mas allacito",...y yo me acerco y le digo te apuesto cinco pesos, y las tapitas se mueven de aqui para alla y estas ahi o mas alla y levanta el platillito....con mis manos temblorosas destapo la tapita del centro y logicamente la bolita estaba en la del vecino.

Admito, la culpa fue enteramente mia porque yo fui el incitador, pero la culpa total la tiene Charles porque el fue quien dijo "hay que rescatar el dinero". Si bien los diez pesos estaban destinados a comprar unas Gillete bien podiamos con los restantes cinco comprar unas Astras y embaucar al viejo pero NO, el ansiaba revancha y se asoma al atracador de niños y le dice te apuesto los remanentes cinco pesos y el Cholo desalmado con su siniestra risa de enero a diciembre dice "claro pues, como no, chiquito..., fijate bien donde esta la bolita...." como era de esperar la bolita otra ves desaparecio y loro se esfumo.

Es ahi y en aquella epoca que mis dias de jugador empezaron y tragicamente terminaron porque hoy que aunque tengo Atlantic City y las Vegas no voy ni apuesto.

De como llegamos a casa y el resultado de tal aventura es motivo de otro articulo.

Y colorin colorado este cuento se ha acabado.....



 
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viernes, 2. agosto 2002

Don Max, juvenilia y otros asuntos


Antes de empezar este pequeño relato, debo declarar que no poseo ni un 13% de la magistral memoria de mi madre doña Isabel Erquicia Ramirez vda. de Felix. Debo admitir, aunque a regañadientes que mi fragil memoria es selectiva e imprecisa porque solo tiendo a recordar pasajes, lugares y no asi fechas, lo cual es una desventaja tremenda si uno quiere de alguna manera documentar algun anecdotario. Pero puesto a un lado este asuntillo, tratare de reflejar lo mas genuinamente posible unos temitas.

Alla por los 70's mi padre Don Max Felix Borda, autodidacta, bohemio y maestro, poseedor de una estentorea y cristalina voz conducia varios programas radiales. Uno de ellos fue "Juvenilia, juventud en familia" en la radio Animas (la de las Almas) alla en las geografias olvidadas del cuarto punto.

Alrededor de la 7 de la noche y con musica de fondo de los Iracundos (grupo musical Argentino de moda en la epoca) el señor sentado detras de su microfono en medio de un oceano de discos de vinil o mas conocidamente como lonpleys (longPlay) y ayudado por el "operador" de turno empezaba a monodialogar con los jovenes por las etereas ondas de la frecuencia modulada.

Su voz de capitan y sabiduria profunda de biblioteca andante hacian que el programa sea un deleite para el oido, solaz para las atribuladas almas de los profesores interinos y de yapa una ducha de cultura popular. Ademas de eso, sin resoluciones ministeriales de por medio, el programa se incorporo inadvertidamente como parte del curriculum escolar, puesto que estaba lleno de riquezas literarias, hechos factuales y anotaciones de Ripley ademas de concursos que demandaban visitas imprevistas a las dilapidadas bibliotecas.

Normalmente, los concursos del programa estaban compuestos de triadas de preguntas que los oyentes tenian que responder y sumar puntos, por ejemplo, me acuerdo de una pregunta (aunque talvez no precisamente recuerde los paises o lugares en cuestion) fue acerca de los gentilicios y es como sigue: A una persona que nace en Paraguay se le llama Paraguayo, y a una persona que nace en Tinquipaya se le llama Tinquipayeño, y como se llama a una persona que nace en Belen?......

Otras veces, se trataban -aunque muy al sesgo- tabus como la sexualidad o la contracepcion que no es nada mas ni nada menos que como prevenir que niñas tengan niños. Otras veces se discutian temas sin respuestas como la diatriba de cual es primero "el huevo o la gallina o viceversa" . Otras noches, el programa estaba irremediablemente destinado a la genuflexion filosofica de analizar la estructura osea del talon de Aquiles o de descifrar el mapa antiguo que indicaba la ruta expedita para hallar la lampara de Diogenes, etc.

Si lo ultimo hubiese sido posible, entonces don Collpari, estoico sereno y renegon empedernido de el cine de 7suyos hubiese dejado echado al tiesto su lampara de carburo y orientarse mejor con la incandecente llama del tal Diogenes.

Entre el devenir del tiempo y los constantes cambios de destino, el programa recorrio los confines infinitos de la orografia comibolera y luego que Don Max haya dejado -por muchos años- alborotados los timpanos de los mineros de las laderas de Tasna, de los pulperos del ingenio de Santa Ana y los alquimistas de la maestranza de Socavon Oploca, se marcho, sin mas ni mas con sus crias a cuestas a la inclita villa para reanudar su pasion de comunicador de masas y locuaz incitador de rebeliones sempiternas.

Es asi que, cobijado en los albergues de la radio El Espectador, inicio otra tirada de odas al aire que ponian de pie a los muchachos de sexenio y hacian llorar de nostalgia a los amantes del dos por cuatro.

Mi ignorancia musical me impide disectar precisamente el termino del 2x4, sera porque el Tango es macho o porque el lunfardo es lexico extranjero, pero de todas formas, era gratificante saber que los tangomanos del bulevar eran felices al escuchar los acordeones y altibajos tonos del gran Gardel, El Zorzal Criollo, El Morocho del Abasto, El Jilguero de Balvanera y exprimir el jugo a las arrabaleras letras del mano a mano

"Rechiflao en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido en mi pobre vida paria sólo una buena mujer, tu presencia de bacana puso calor en mi nido fuiste buena, consecuente y yo sé que me has querido como no quisiste a nadie, como no podrás querer. Se dio el juego del remanye cuando vos, pobre percanta, gambeteabas la pobreza en la casa de pensión, hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta, los morlacos del otario los tirás a la marchanta como juega el gato maula con el mísero ratón." (extracto de la cancion)

Y los sabados por la mañana estaban destinados a la musica en celeste y blanco. Este programa a diferencia del 2x4 (aunque ambos dedicados a la musica gaucha) era dirigido a los amantes de la zambas argentinas, entre los que resaltaban los Tucu-Tucu y los Cantores del alba.

Los domingos por la tarde a eso de la una se oian las canciones del recuerdo -que como bien decia el tan mentado locutor- eran empolvadas entonaciones sustraidas del cofre de los recuerdos. Temitas tales como "el osito de felpa" o "Canciones y Boleros de Siempre" de Libertad Lamarque eran requeridas por los oyentes de la segunda edad.

No quiero terminar estas lineas sin antes mencionar el ilustrativo y genial programa "Perfiles Humanos" en el cual se exponian aciertos y desaciertos de personajes de carne y hueso. Don Max -el inquisidor verbal- arrinconaba a los invitados con preguntas acerca de sus pasados, sus exitos, sus preferencias culinarias, o sus militancias partidarias, etc.

Los invitados (sin presion alguna) elaboraban sobre el pedregoso camino de sus exitos o relataban las peripecias amorosas para conquistar a sus medias naranjas y de vez en cuando caian por el programa hombres de alcurnia, con apellidos largos hipotecados en las etimologias virreynales quienes relataban sus dezasones o sus querellas tinterillas para revisar la reforma agraria.

En la mayoria de los casos sin embargo, eran invitados simples mortales con pasados imperfectos quienes divulgaban sus secretos y degustaban sus pedidos musicales.

Es asi que por este programa pasaron muchos individuos tales como el Pachacho, (Abogado y juez, actualmente retirado en la ciudad de Cochabamba) el Loco Iñigues (Ex-rector de la UMATF y militante de izquierda. Q.E.P.D), don Mario Hurtado (Abogado, ex-presidente de la corte electoral y candidato a senador por la U.D.P tambien Q.E.P.D) y muchos otros ..........



 
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miércoles, 31. julio 2002

La casa en la plazuela Ballivian y temas afines


La memoria se describe como la capacidad o poder mental que permite retener y recordar, mediante procesos asociativos inconscientes, sensaciones, impresiones, ideas y conceptos previamente experimentados, así como toda la información que se haya aprendido conscientemente.

La memoria es talvez lo unico realmente personal y puro que uno mantiene de por vida, naturalmente antes de que te coja la chochera y te vuelvas c'konana. Personal porque no necesitas de permisos ajenos ni boletos de entrada para acceder a ella y re-actuar la tragi-comedia o drama de tu vida, solo cierras los ojos y recorres virtualmente los telones del pasado atravezando sonidos y luces para encaramarte en la tarima de tus teatros y desandar el camino ya andado. Puro porque lo que paso !paso! y nadie ni tu mismo puedes alterar ni por un pelo el paso del tiempo a no ser que quieras revisar el curso de la historia, pero como diria Silvio Rodriguez eso es asunto de los politicos no de los hombres.

Afortunadamente, nuestras memorias persisten el paso del tiempo mientras claro esta, no nos visite el señor Alzheimer, es por esto, que lo mas preciado que uno posee es esta cualidad mental que viaja igual, tan o mas rapidamente que la luz, que desborda fronteras tanto organicas como geograficas para rescatar de los reconditos parajes del olvido momentos que de otra manera serian lamentablemente perdidos. Pero hay que apurarse pues la memoria es transitoria e ingrata porque solo vive en nosotros cada vez que queremos revisitar viñetas del pasado o que queremos volver a vivir aunque solo unos segundos momentos ya expirados y guardados en el desvan de los recuerdos.

Hay memorias buenas, benignas y memorias malas o indeseables y a veces detestables , hay memorias comicas, graciosas y memorias immemoriables. A continuacion algunas de ellas.

Los recuerdos de nuestra casa en la plazuela Ballivian son memorias buenas, inocentes, calidas y humanas porque en ella aprendimos, luchamos, lloramos y sobretodo sobrevivimos. Incontables momentos son testigos de las diabluras cometidas por nosotros los niños que sin saber limpiarnos aun las velas ya escribiamos lineas imperecederas en los corazones de nuestros hermanos y regalabamos gratuitos dolores de cabeza a nuestros mayores.

Es por esto (y antes que me olvide), que quiero garabatear unos monosilabos o parrafos incompletos o simplemente amontonar letras para rescatar de las greñas del olvido parte de mi infancia en la otrora majestuosa hoy cholescamente modificada casa de la plazuela Ballivian.

Nuestra casa fue una grande y amarilla anclada justo en la interseccion de las calles Nogales y La Paz, colindante por un lado con las tawataweras de las Chilacas y por el otro con los bicicleteros de los Campos, no me acuerdo del numero pero eso no importa porque los numeros son solo eso.

Tenia un porton grande de noble madera y cerraduras de hierro forjado. El zaguan era un pasillo abovedado que conducia al patio central y al resto de la casa. A la derecha se ubicaba la famosa cocina flanqueada por dos patillas de adobe. En este cuarto oscuro y largo dormian los ocacionales huespedes -con sus cargas de habas de Quivincha y aguayos multicolores- disputando espacios con los gallos y gallinas que desconocedores de su suerte no sabian que el arribar a la cocina significaba que sus dias estaban contados y que mas temprano que tarde terminarian como alimento picante de algun paisano.

Esta "cocina" tenia una ventanita que daba al patiecito de la cocina de las Marias, el cual tenia un batan ovalado con sus respectivos moroc'kos circulares de piedra de rio abajo, testigos mudos de suculentos unguentos y deliciosas llajguas fabricadas en sus infraestructuras petreas.

Mas adelante estaban las cuatro gradas que conducian por la derecha e izquierda al segundo piso. En el ala derecha estaban los aposentos del tio Enrique y cia., quien dormia ahi cada vez que llegaba de Puna a cobrar su sueldo de ex-combatiente y unos pasos mas adelante estaba "el alto".

El alto era un cuarto oscuro y lugubre con el tumbado casi al ras del suelo y con goteras intermitentes en los tiempos de lluvia, este estaba dividido en dos, una mitad ocupaban los almatrostes de la abuela, utensilios inservibles, balanzas oxidadas y petacas llenas de palqui y pasas de uva blanca y la otra mitad era el espacio habitable, el que sin orden pre-establecido servia de dormitorio, cocina, living-comedor y mas que nada de fabrica de guirnaldas para Ramos y de talegitos de azucar para alacitas.

A pesar de eso, el alto era un cuarto relativamente espacioso y tenia una combinacion rara de puerta/ventana que daba al balcon. El balcon tenia una vista panoramica de la Plazuela Ballivian desde el cual se podia ver las mimicas corporales de las c'kateras para vender sus alvarillos y oir sus baritonos gritos al ofrecer sus refrescos de mocko-chinchi. Con una mirada audaz se podia divisar los costillares colgantes y las moscas volando en la carniceria de la Hastaluego, sin mucho esfuerzo se podia ver a las tres de la tarde a los yoc'kallas con sus manos ckarkas jugando "mesitas con cais" en el empredrado paralelo a la tienda del Bodeguero David (inquilino del mono Lagrava) o jugando trompos en la esquina de la Porco mas abajito del taller de los zapateros "los Peruchos". Tambien, y por cierto con envidia y de reojo se podia abservar como otros afortunados se asomaban a la tienda del Jacobo a rentar viejas bicicletas marca Raleigh por quinientos el cuarto de hora.

En la planta baja (a la izquierda, entrando de frente por el zaguan) estaban el cuarto en el cual vivimos muchos años. Este cuarto tiene su propia historia que es como sigue.

Una tarde de enero, soleada pero fria el triumvirato impetuoso de las amazonas de la familia (la abuela, la tia Pepa y la mama) alboratadas, inauditas y armadas con alicates rompieron candados y desafiando constituciones leguleyas irrumpieron en ella, para sentar soberania y levantar bandera en los 50 metros cuadrados de espacio vital.

Este fue un hecho historico y necesario para nuestra tribu la cual crecia y nuestras urgencias expansionistas asi lo exigian de tal modo que fue en ese cuarto donde nuestras memorias se entrelazan formando el tejido unido e irrompible de nuestra tela familiar.

Adiacente al "cuarto" estaba la entrada al zotano, el mismo que conducia a la tienda esquinera. El zotano era habitado por don Gregorio, un ilustre allegado que vivio largo tiempo y muchos años despues segun dicen, este medieval pasaje sirvio de cobertura clandestina a una celula del partido comunista de Bolivia.

A la derecha estaban las propiedades de los Davalos, en realidad eran dos cuartos conectados por una puertita debil con cortinitas de seda. El dormitorio del Lucho, Gustavo y la tia Maria (la Jesusa por aquella epoca era ya residente de La Paz) y la famosa sala. La sala era el lugar que servia de recepcion general cuando personas importantes y copetudas visitaban la casa. La sala tenia unos muebles viejos y una alfombra persa desgastada por las pisadas del tiempo pero que atestiguaban buen gusto y mejores dias. De la paredes empapeladas colgaban intaglios descoloridos de artistas anonimos y una vitrola rota adornaba el dintel de la esquina.

A unos pasos se hallaban los territorios de la tia Cloti y el temible Gorena, estos receptaculos eran casi simetricos a los de la tia Maria pero tenian un olor a gato mas fuerte que un pedo reprimido.

Torciendo a la derecha y unos pasitos se hallaban en estricto orden el C'kasa cuarto, el pozo, y el cuarto con el techo semiderrumbado. En el c'kasa cuarto vivia el eterno inquilino don Sacaco y su hijo el Atanasio, el otro cuarto era vacio, humedo y tenebroso al que estaba totalmente prohibido penetrar pues tenia un gran candado sin llave que colgaba de la aldaba, en el medio de estos se encontraba el pozo, una vertiente de agua cuajada y misteriosas leyendas al que se recurria de vez en cuando para lavar ropa y tomar agua en casos de sequia.

Todavia doblando a la derecha estaba la puerta que conducia al canchon y las cavernas oscuras y desabitadas de en medio, cerquita de ahi estaba el unico "servicio" o baño de la casa, es que en tiempos coloniales el diseño de espacios abiertos y muchos baños no eran parte de el curriculum del arquitecto.

En el medio del gran patio enlozetado se erguia el ommipresente y orgulloso pilon, era de piedra labrada y tenia unas boquillas de bronce añejo que escupian aguas en chorros semiangulares.

En este pilon, de niños sabiamos atrapar microbios y otras especies acuaticas que vivian encaramadas en los laterales verduscos de sus piedras porosas y en los dias de carnavales niños ajenos al lugar solian llenar globos de agua para "tirar" a las comparsas de jovenes o a las pandillas de sirvientas y cholos de tic'kaloma.

El pilon, segun cuentos de las tias fue el centro donde una noche de cuarto menguante doña Encarna vio nueve duendes que salieron del pozo en fila india y se pusieron a danzar a su alrededor hasta el amanecer sera por eso quiza que ya al atardecer ni de chiste nos asomabamos al lugar.

Con respecto a la flora o la fauna de la casona no hay mucho que contar solo cabe rescatar que este poseia un arbol de pino ubicado exactamente a 75° NE y las ocacionales macetas con plantitas de orejas de mono y cebaditas en latitas de picadillo para adornar los pesebres. Hubieron eso si perros y gatos pero los mas famosos fueron Happy de las Maria y Lazy de nosotros (que por cierto fue una hembra coqueta y puta que tuvo cachorros por docenas).

Solo si las paredes hablaran.....



 
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